Vuelta al ruedo a este toro de Victorino. Mosquetón, número 76 de 510 kilos y cinco años cumplidos. Foto de Burladero. tv
Lo demás, fuera del titular, no hizo historia y bien que lo siento por El Cid, y sobre todo por José Luis Valiente quien desde que el de Salteras era un niño, confió en él, y siempre estuvo a su lado. Pero una vez más al Cid le faltó corazón, ese para echar el pasito para adelante y romper el molde, y claro, ya a la hora que es, no veo que lo vaya a hacer.
La corrida de Victorino no fue una buena corrida, un toro bravo, no hace un conjunto porque significa un sexto de las opciones en la tarde. Desigualmente presentados y todos muy terciados, para llegar a Sevilla el ganadero tuvo que dejarlos cinqueños. A mi me gustan los toros cinqueños porque creo en el refrán que dice: el toro de cinco y el torero de 25, pero eso es un riesgo porque un año más, la mala sangre se hace poderosa y peligrosa. No es necesario que Vistorino eche en Sevilla el toro de Sevilla, sino que debe echar el toro - toro de Victorino.
Peleó bien en el caballo ese Mosquetón y tuvo alegría en los palos, luego embistió con fiereza en la muleta entregándose por los dos pitones aunque fue mejor por el izquierdo. Mereció el honor de la vuelta al ruedo que la presidenta concedió. Escribano que lo había recibido en la puerta de toriles con irregular fortuna, como suele ser el caso de esta suerte, puso buenos pares de banderillas con excepcional emoción en el segundo que al entrar por dentro, el toro se le paró. Luego en la faena de muleta no terminó de convencerme Escribano porque los muletazos se los dio de uno en uno, sin haber continuidad en las tandas, solo en un par de ellas consiguió enjaretar dos o tres muletazos seguidos. Le dieron dos orejas después de haber sido avisado antes de entrar a matar y dar una trasera y tendida.
El segundo muy terciado no cumplió en el caballo, ni en banderillas que esperó hasta la desesperación, y en este tercio Escribano puso el primer par, pasado, el segundo mejor porque fue por dentro, y el tercero también por dentro al tercer intento porque el burel amagaba. En la faena de muleta Manuel estuvo asentado, con oficio y conocimiento del toro, e hizo con esos mimbres que el animal rompiera a embestir, sobre todo por el pitón izquierdo. Como mató mal perdió las orejas, pero la faena tuvo más merito que la del quinto.
Quiero dar el pésame a Luque por la muerte de su padre a quien conocía desde sus tiempos de mozo de espadas y cuando comenzó a ir con su hijo placeándolo. Luque hoy por hoy es uno de los toreros más completos del escalafón imprescindible en las ferias y en las corridas de tronío pues tiene muchas cosas que enseñarnos a los aficionados. Por ejemplo al tercer toro, que fue aplaudido de presentación, (el más aparente) lo metió en el capote y en la muleta con una actitud valiente, de técnico. Firme. Con absoluto conocimiento de lo que necesitaba el animal, y aguantando. El toro que manseó en varas fue incierto en la muleta, hasta que se rajó ante la poderosa muletea de Daniel. Mató de estocada corta, trasera y atravesada. En el sexto se puso para mostrarnos que el toro no valía un duro. En el caballo se repuchó aunque fue decidido al peto, y en el tercer par de banderillas se rajó. Desarrolló peligro yendo a la franela a arreones.
La única historia que cabe del primero de la tarde es que a parte de ser un toro chico que se tapaba por los cuernos, El Cid se inhibió de su lidia, haciendo un quiero, pero en realidad no podía, y que por consiguiente en la muleta no tuvo un pase porque fue un toro con peligro. Mal con el acero el de Salteras.
El toro cuarto que cumplió en las varas y se dejó en palitroques, llegó a la muleta andarín, a veces haciendo hilo, otras quedándose, sin romper "palante". El Cid puso decisión sin entrega, esfuerzo sin convicción, pero en realidad lo que hizo fue aprovechar las medias arrancadas. Mató de varios pinchazos, uno hondo, fue avisado... total que me dió la sensación de que el toro se le fue.
¡Aquí paz y allí gloria!